Han sido meses de arduo trabajo, cuenta la directora (s) del Museo de Arte y Artesanía de Linares, Margarita Valenzuela, al evaluar el trabajo que ella y su equipo han desarrollado para enfrentar la inundación que en agosto de 2023 sufrió el espacio. 

Y esa labor está dando frutos. Con financiamiento del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural, del que depende el museo, la colaboración de la Dirección Regional del Maule y el apoyo de la Subdirección Nacional de Museos, se contrató una empresa para restablecer el sistema eléctrico y evitar futuros daños por agua; se compró mobiliario especializado para el almacenaje de piezas pertenecientes a la colección patrimonial, y se reemplazó la bomba de agua sumergible, entre otras tareas indispensables.

También se contrató un servicio especial para el traslado del piano de cola y muebles de gran formato a espacios más adecuados dentro del inmueble.  Junto a ello, el personal del museo reparó mobiliario, elementos audiovisuales, puertas y diversos objetos afectados por el agua, para darles una segunda oportunidad.

Trabajo en equipo y colaboración

Y a pesar que el afloramiento de aguas desde las napas freáticas inundó el depósito de colecciones y 350 objetos quedaron totalmente sumergidos bajo el agua, Margarita Valenzuela cuenta que una de las máximas satisfacciones de estos meses ha sido que casi la totalidad se rescató sin mayores daños, evitándose deterioros irreversibles. 

La preservación estuvo marcada por acciones de salvataje como el traslado de las obras mojadas a espacios amplios donde se pudiesen secar de forma controlada para evitar la aparición de hongos. Las piezas infectadas se llevaron a un espacio diferente para dejarlas en cuarentena y tratarlas sin riesgo de contaminar otros objetos. Una vez estabilizada la condición de las obras, se procedió a efectuar la limpieza superficial, se registró su estado y se almacenaron en nuevas carpetas o cajas. 

También se tomaron medidas especiales con las miles de piezas que no dañó directamente el agua, debido a la humedad ambiental que hubo en el edificio durante varios meses. Éstas fueron dispuestas en oficinas, salas de exhibición o corredores según su tipología y tamaño, para procurar su seguridad y revisión permanente.

Las obras más deterioradas, van a ser tratadas posteriormente, solicitándose el apoyo del Centro Nacional de Conservación de Restauración, que también se hizo presente con dos de sus profesionales luego del desastre.

Una de las labores más pesadas, que todavía se está ejecutado, ha sido la reubicación y manejo del depósito de colecciones, pues todo el mobiliario y las colecciones se debieron trasladar a un espacio no inundable, con las condiciones apropiadas para su resguardo, orden y óptimo estado de conservación. 

Todo esto se ha podido lograr -cuenta la directora- gracias a los siete funcionarios del museo y la colaboración de alumnas en práctica del Liceo Bicentenario Instituto Comercial de Linares (Angelina Serrano y Sofía Reveco), de la Universidad Autónoma de Talca (Daniela Sepúlveda y Natalia Castro) y dos voluntarios (un ex alumno en práctica, Gonzalo Vielma y una profesional con formación en conservación de papel, Soledad Bertucci), que con cuidado y delicadeza trabajaron directamente en la conservación de las colecciones.

Los trabajos pendientes, en los que se espera avanzar este 2024, son los estudios y control de las napas subterráneas, la normalización completa de sistema eléctrico, la reparación de pisos, la habilitación completa del nuevo depósito del colecciones, la actualización de los inventarios, la reparación de bombas sumergibles, la habilitación del nuevo auditorio, entro otras tareas.

El Museo de Arte y artesanía de Linares, anhela reabrir sus puestas a la comunidad lo antes posible, por lo tanto también está normalizando el uso de las salas de exhibición  corredores, la sala didáctica y otros lugares, con el fin de volver a ser un lugar vivo, dinámico e integrador, que ofrece sus servicios a quienes quieran disfrutar de este espacio patrimonial único.