Junto con nuestras cuerdas vocales, los instrumentos musicales constituyen el soporte material fundamental que posee la música para manifestarse. En ellos se materializan siglos de invención, adaptación y uso por parte de comunidades que también construyen sus identidades en torno a ellos.
A lo largo de la historia, los instrumentos se han desplazado física o imaginariamente junto con las personas, adaptándose a nuevas realidades sociales y culturales. El Museo de Arte y Artesanía de Linares (MAAL) reúne un valioso conjunto representativo de las distintas tradiciones musicales que, de esta forma, han confluido en nuestro país: desde las sonoridades de los pueblos originarios a las de raíz hispánica, pasando por los aportes de otras migraciones europeas y los ritmos que trajo consigo la esclavitud negra.
Clasificaciones físicas y culturales
La organología -disciplina que estudia los instrumentos musicales- ordena la enorme variedad de instrumentos que existen y han existido sobre la faz de la Tierra según un criterio principal: la naturaleza de su cuerpo vibratorio. Este cuerpo puede ser una membrana, una cuerda, una columna de aire o el propio cuerpo del instrumento, como en el caso de las campanas.
Sin embargo, también existen criterios musicales y culturales para ordenar el heterogéneo mundo de los instrumentos musicales. Se puede, por ejemplo, dividir la orquesta en instrumentos de cuerda, viento y percusión; agrupar los instrumentos mapuches entre aquellos que toca o no toca la machi; u organizar los instrumentos de un determinado territorio según si surgieron, se desarrollaron o migraron allí.
Chilenos por nacimiento o adopción
Dentro de los instrumentos nacidos en el territorio nacional, están principalmente los de nuestros pueblos originarios, que, en el caso de la colección del MAAL, corresponden a aerófonos de las culturas mapuche y aimara (pifilka y pinquillo). Sin embargo, también hay dos instrumentos vinculados a la cultura campesina criolla que habrían nacido en territorio nacional: el guitarrón, de ancestros españoles, vinculado al canto a lo poeta, y el charrango, un particular cordófono frotado usado como acompañamiento rítmico.
Entre los instrumentos desarrollados o criados en el país, naturalmente se destaca la guitarra española, central en las múltiples prácticas folclóricas de América Latina. También están el arpa de salón y campesina, y el rabel, un antiguo instrumento similar al violín, utilizado también para acompañar el canto a lo poeta.
Finalmente, la colección ofrece ejemplos de un par instrumentos migrados a Chile que, a diferencia de la guitarra, se han mantenido circunscritos a las prácticas musicales a las que estuvieron asociados al momento de su introducción. Se trata de la mandolina napolitana, utilizada en las estudiantinas formadas en el país desde 1886, y la kalimba, un idiófono de lengüeta que constituye un reciente préstamo africano para la música de fusión en Chile.
Aerófonos, cordófonos e idiófonos, ya sea nacidos, criados o migrados a Chile, han participado de la vida de las personas y de las comunidades que habitan el país, otorgando el sustrato material para la ritualidad y festividad, la diversión y el duelo, el canto y el baile expresados a través de la música.
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