Pasar al contenido principal

Imaginería religiosa: la fe tallada en madera

Solapas secundarias

Imagen y evangelización: dios como objeto en América colonial


Conquistadores y órdenes religiosas españolas tuvieron entre sus obligaciones la evangelización de poblaciones autóctonas y la difusión de costumbres cristianas a través de modelos de santidad y comportamientos civilizados.

En América la mayoría de la población estaba más familiarizada con el lenguaje visual que con la escritura, por lo que el método más usado para difundir la fe fue la imagen.

En las culturas indígenas el ícono era un medio de comunicación entre la divinidad y la humanidad. Por esta razón, fue más fácil expresar realidades abstractas como el dogma cristiano a través del signo (Martínez, 2006: 27).

"Para unos y otros el arte era un don divino. El artista era mensajero de los dioses o su intérprete o servidor. El arte se hacía por y para la religión, y por eso no fue difícil reinterpretar los cultos ancestrales basados en la naturaleza con el culto cristiano" (Gallegos, 1994: 2).

Ejemplos de ello son Viracocha con Jesús, Pacha Mama con la virgen María, apachitas con diferentes santos.

Para impresionar al espectador, el arte católico usó recursos provenientes del manierismo y el barroco. Ambas tendencias se destacaron por enfatizar el contenido emocional y espectacular de la obra a través de colores y formas artificiales, pues el objetivo no era imitar la naturaleza sino relevar el mensaje que se transmitía.

"El arte virreinal se constituyó en la representación de lo real, basado en un discurso teológico contrarreformista, donde actuó un criterio de verosimilitud que consistió en la disolución entre realidad y representación, la que se convirtió en una tarea primordial en el marco de una sociedad plural en lo referente a lo étnico, con un claro proyecto de evangelización y dominación por parte del Imperio español en América" (Martínez, 2006: 29).

A Chile llegaron imágenes provenientes de centros de producción especializados como Quito, Lima, Cuzco, Popayán y Potosí. En estas ciudades se crearon talleres conformados por artesanos y artistas indígenas o mestizos que ya tenían una experiencia anterior en el uso de las imágenes como un lenguaje sacro.

El taller más importante fue la escuela hispano chilota en la que se mezcló la herencia de las esculturas traídas por los misioneros jesuitas con técnicas y elementos de la cultura local.

Temas relacionados