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Artesanía en crin: Rari, un mundo en miniatura

Solapas secundarias

Organización de las tejedoras y artesanas del crin


Presionadas por la precariedad de las relaciones laborales que creó en la década de 1980 la nueva ruralidad, las mujeres de Rari iban a diario a vender sus souvenir a las cercanías del Hotel de Panimávida, donde llegaban turistas atraídos por las aguas termales.

Las artesanas recuerdan que el crin siempre sacó a sus familias de apuros, tanto que existe entre ellas el lema "habiendo crin y vegetal hay plata en la casa" (Naranjo, 2010).

El sentimiento de autonomía las motivó a agruparse y aumentar sus expectativas como mujeres y trabajadoras, y en 1998 formaron la Agrupación Maestra Madre, que integró creadoras de Rari y Panimávida.

Gracias a la asesoría del Servicio de Cooperación Técnica, en 2000 iniciaron actividades en el Servicio de Impuestos Internos para responder a las necesidades comerciales modernas y a ventas de mayor envergadura (Galilea, 2004: 135).

Esta experiencia permitió el trabajo en equipo, organizado y competitivo, que las catapultó al reconocimiento y a aprender nuevas técnicas de orfebrería y diseño para conquistar otros mercados.

La diversidad de diseños aumentó a la par de la ampliación de los mercados: de pequeños puestos rurales, a tiendas o boutiques urbanas (Naranjo, 2010).

Participaron en varias ferias y encuentros en Chile y el extranjero, como la Feria Internacional Folk Art Market, Santa Fe Nuevo México, Estados Unidos y la Feria Internacional de Brasil.

En el 2009 recibieron el premio UNESCO de Reconocimiento de Excelencia para la Artesanía.

Hogar: rincón de las tejedoras de crin

La práctica y enseñanza de la urdimbre y entramado requiere años de preparación y adiestramiento, ambos procesos crearon una cultura e identidad femenina entre las artesanas de Rari.

Las niñas se inician en este arte a los 5 años, mediante la observación de sus madres o abuelas y antes de aprender a leer y a escribir hacen ramos de flores y marcadores de libros "rosita", debido a que son fáciles de confeccionar.

La producción la realiza dentro de sus hogares, en espacios comunes como la cocina y el comedor, donde trabajan madres, hijas y abuelas. Las labores se dividen en grupos:

  • Algunas se concentran en las tareas más lentas como la urdimbre, que requieren mayor dedicación.
  • Otras realizan el entramado, las terminaciones de los objetos y la preparación de las materias primas.

En general, las novatas ayudan a sus madres en el entramado, éstas realizan la urdimbre y la niña continua con la trama.

La repartición del trabajo permite un mejor aprovechamiento del tiempo, lo que incentiva a las niñas y las jóvenes a iniciarse en este oficio.

Una principiante se convierte en artesana cuando logra reproducir un objeto con sólo mirarlo. Debe además miniaturizarlo sin perder sus proporciones y dotarlo de originalidad.

Cuando en la tercera edad el deterioro de la visión y el pulso dificultan la urdimbre y las terminaciones con aguja, las mayores se concentran en la preparación y tintura de las materias primas, en el entramado de figuras ya urdidas, y en la comercialización.

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