Piezas con contenido religioso o figurativo componen la alfarería ornamental de la zona situada entre el río Cachapoal y Bíobío, la que tiene algunos indicios de su anterior uso ritual en sociedades precolombinas.
La irrupción hispana transfiguró todo el panorama social en el sector señalado. Al negárseles el libre acceso a los recursos y los circuitos de intercambio material y cultural, los habitantes de esta zona perdieron el sentido otorgado a los símbolos que plasmaban su particular cosmovisión (Barrales; Vergara, 2008: 32).
Sin el mundo social que les da coherencia, los estilos ornamentales dejaron de practicarse y los objetos rituales perdieron preponderancia en las creaciones de los campesinos.
La cerámica en el período hispano, cubrió las necesidades cotidianas como la producción, transformación y consumo de alimentos.
La representación de la naturaleza y del mundo doméstico fueron las formas más comunes que las loceras eligieron para objetos de uso decorativo. Animales, pesebres, cocinas de leña, carreta de bueyes e iglesias, entre otros, son los temas favoritos de quienes mantienen viva esta práctica.