El Museo de Arte y Artesanía de Linares (MAAL) posee una singular colección de arte carcelario compuesta por 34 piezas, gran parte de las cuales fueron cedidas a la institución por el Museo Histórico Nacional en los años '70.El Museo de Arte y Artesanía de Linares (MAAL) posee una singular colección de arte carcelario compuesta por 34 piezas, gran parte de las cuales fueron cedidas a la institución por el Museo Histórico Nacional en los años '70.
El concepto de "arte carcelario" fue instaurado por Oreste Plath como una categoría del arte popular en la década de los '50, y se inspira en la expresión libre, intuitiva y espontánea desarrollada por los internos en las cárceles del país. Se vincula asimismo con la reinserción de estos en la sociedad, objetivo del sistema penitenciario chileno desde 1870 hasta nuestros días.
Desde fines del siglo XIX, los estudiosos del folclore definieron la cultura popular como la reserva lingüística, musical, psicológica y material de lo primigenio en la civilización humana. Considerando que los presidiarios provenían mayoritariamente del inquilinaje rural y del proletariado urbano, Plath se alejó sin embargo de esta mirada decimonónica, adoptando una postura más activa y política que concibió el arte carcelario como una expresión plástica de los marginados del sistema social y económico.
El positivo impacto de las ferias de Arte y Artesanía del parque Forestal en la década de los '60, así como la implementación entre 1964 y 1989 de políticas públicas orientadas al desarrollo económico y social de los sectores marginados, llevó por otro lado a que el concepto de "arte popular" como manifestación plástica depositaria del conocimiento ancestral fuese reemplazado por la noción de "artesanía tradicional" -lo que se vio reforzado en la década del 2000 con la adhesión del Estado chileno a las convenciones de la Unesco sobre salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial y sobre protección y promoción de la diversidad de las expresiones culturales-.
La colección del MAAL sirve como punto de partida para reflexionar sobre la cultura de los individuos privados de libertad en Chile y examinar las diferencias entre arte popular y carcelario. Analizando los elementos constitutivos de este último es posible concluir que, aunque nacida en el encierro, la expresión artística de los presos no se diferencia ni material ni estéticamente de trabajos similares realizados en el medio libre.