La presente exposición conmemora todos estos años de trabajo creativo, compartiéndonos obras que rememoran sus inicios en la pintura, destacándose por las innumerables imágenes que retratan el Ramal, los paisajes campesinos y las marinas de la costa del Maule, entre otras locaciones nacionales, siendo un breve recorrido por su extensa trayectoria como artista local.
De esta manera, la muestra es tanto un viaje eterno por lugares y rincones que conforman el paisaje fluvial del Rio Maule, como un viaje por la vida de Pereira, como si fueran una sola cosa.
Evocadores valles, playas, faldeos costeros, casonas, estaciones férreas, además de personajes tradicionales de esta zona del país, conforman sus pinturas, donde priman suaves tonos como el rosa y el celeste, y el verdes y amarillo añaden luz y brillo.
“Mi mayor inspiración es la Región del Maule. El campo, los valles y la playa. Yo vivo cerca del litoral y es lo que me permite permanentemente tomar energías para pintar. Me gusta pintar sintiendo el color. El verde para mi obra es muy importante, luego está el amarillo que me entrega un sentimiento de fuerza y así las diferentes tonalidades”, ha señalado.
Pereira utiliza estas diversas locaciones de la Región del Maule como fuente de inspiración, donde pareciera que el tiempo no pasara, manteniéndose tal como antaño. El Rio imperecedero, casonas añosas, vegetación sobreviviente, tren inalterable, mar cobijador, barcos recalados, todo parece no moverse, o se moviera en cámara lenta. Es así como sus obras son guardianas de un patrimonio cultural y natural, de una memoria visual, de un paisaje inamovible, de oficios ancestrales, donde sólo las estaciones del año hacen cambiar la atmósfera bucólica de estos terruños que atraviesan el fértil corazón de Chile.
La línea férrea es lo que unifica estos paisajes y lo que ha unificado el devenir y trayectoria de quienes han vivido entorno a ella. Pereira, usó este medio de locomoción en reiteradas ocasiones en sus años de infancia y juventud, por tanto la vida en torno a este medio de locomoción, es algo inherente a su imaginario y reflejo de sus sentimientos de apego a hacia esta zona.
“El Ramal es parte de mí, anduve en la locomotora, respiraba el aroma que había en el ambiente cuando uno viajaba a Constitución, esto me inspiró para dejar este legado y recuerdo de un espacio que aún sobrevive al tiempo”, expresó Pereira.
Ha confesado que su amor por la pintura nace en la infancia cuando veía a su primo practicar este oficio, confesándole a su mamá que quería aprender a pintar y siendo ella un apoyo para dar sus primeros pasos e inculcándole la perfección y el estudio sistemático. Ya en el año ’68, estando en la Casa del Arte de Talca, un pintor húngaro le enseñó algunas técnicas trascendentales para proseguir su vida artística.
Plásticamente, tanto sus formas lineales como la mancha (que nos recuerdan al impresionismo), son las dos formas de dar solución estética a sus creaciones figurativas. Estas son creadas principalmente con óleo sobre tela, materialidad que requiere tiempo para poder aplicar sucesivas capas de pigmentos y esperar el secado de los aceites; con uso de la espátula le otorga texturas y genera manchas ligeras y vaporosas.
Su trabajo ha sido ampliamente reconocido en diversas exposiciones y concursos en los que ha participado en estas décadas de trayectoria artística, estando presente en colecciones privadas de Francia, Canadá, Estados Unidos, Brasil, Argentina, Italia y Chile, especialmente gracias a los turistas que quedan asombrados con sus obras, llevándose con estas imágenes un trocito de lo que significa nuestro valioso territorio.