Con el fin de compartir y reflexionar sobre la identidad cultural, es que la artista chilena Carola Cofré y la artista boliviana Rocío Chuquimia, presentarán una especial y novedosa muestra, haciendo partícipe al público.
La exposición será inaugurada el día 24 de enero a las 11:00 horas, en el primer piso del recinto, permaneciendo durante un mes.
Descripción
Lo que creen los bolivianos es que al comprar una miniatura a las 12 del día 24 de enero, lo que ésta representa se hará realidad en el futuro. Los sueños que se desea cumplir, emulados en estos objetos, que imitan exactamente a los reales, se colocan en un pequeño aguayo cuadrado llamado tari, para proceder a chall´ar.
El ritual inicia con la elección del deseo, aquel sueño real que se desea obtener. Por lo tanto, no es una adquisición banal el comprar una miniatura. Ésta debe corresponder a algo que en verdad se necesita y desea. Es así como estos elementos tienen una potencia propia, que se complementa luego con hacer los esfuerzos necesarios para lograr aquello que se quiere.
Visibilizar este ritual andino nos llevará a dar cuenta de la existencia y la continuidad de antiguas creencias, preguntándonos por nuestros propios procesos identitarios, que en muchos casos son ambiguos.
Ser partícipe, escogiendo y pintando (como se hacía en las antiguas ferias de alasitas) esta representación de los sueños, podrá revelar la densidad y complejidad de la superposición de pautas y prácticas culturales que se transfieren de una época a otra, y que trasladadas desde su geografía original pueden adquirir un nuevo significado.
Memoria
Hay que contar de nuevo la historia para que no se olviden como éramos, decían los abuelos. Es desde allí que partimos, desde el relato oral.
No hay registro escrito ni estudio de lo que se vive en la época de Alasitas, desde el solsticio de verano hasta carnaval. Internamente para nosotros este mes es mes de peticiones. Nuestras deidades, Wiracocha y la Pachamamase predisponen a conceder deseos.
La tradición dice que los sueños se pagan de una u otra manera, comprando o intercambiando. Es por eso que en la fiesta de Alasitas la gente compra las miniaturas de aquello que desea poseer durante el año.
En Bolivia se reciben las tradiciones siempre con fiesta, una manera de congraciarnos con un pasado feliz. La ilusión lleva a muchos a las Alasitas, a comprar sus sueños y a pagar sus deudas en un ambiente alegre. Cualquier desconocido te paga lo que debe, como un símbolo de que podrán pagar las deudas que han adquirido para el año. Otros regalan gallinas o gallos rojos a los solteros y solteras para que consigan pareja.
Las illas, llallawas e ispallas cambiaron en forma, pero la idea original se mantiene, los amuletos de fertilidad, comida y suerte siguen vigentes.
Es recurrente en la zona de Los Andes bolivianos el deseo de vivir las tradiciones, como una forma de volver a sentir quienes fuimos, quienes somos y quienes queremos seguir siendo.
(Rocío Chuquimia - Artista visual)
Creer
La ciencia, la religión y la psicología son sistemas de creencias que intentan dar explicación a la experiencia humana, y que contienen normas y supuestos que regulan su actividad y las formas en que nos relacionamos y nos acercamos al conocimiento .
Para una persona como yo, que necesita entenderlo todo, contar con un sistema de creencias parece ser fundamental. Tan solo quiero unas premisas básicas, que me expliquen cómo los elementos que componen mi vida complementan su accionar de tal forma que logran hacer funcionar el mecanismo completo.
Podría parecer que la fe quedaría fuera de este sistema racional. Pero, creer es más que seguir una religión, una creencia es tan poderosa que nos convence de que es real, y esas afirmaciones las hacemos en cada momento de la vida. Cuando se expresan las creencias, aunque el interlocutor sea un escéptico podemos dejarlo con la duda de si será verdad o no aquello que decimos con tanta convicción. La palabra es poderosa.
Al afirmar con cierta vehemencia esto o aquello es así, no es más que una conjetura, pero el convencimiento con que lo decimos nos hace creer que es verdad. En la vida cotidiana actuamos movidos por ese sistema de creencias que, aunque muchas veces subjetivo, creado por nosotros mismos, nos permite desenvolvernos con ciertas seguridades.
En estos tiempos aún hay quien cree, con esa fe digna de admiración, inquebrantable, como la de mi amiga Rocío, que trae consigo la fe de sus ancestros, que reconocen que si manejan correctamente sus energías, en un vínculo indisoluble con la naturaleza y sus ciclos, lograrán aquello que esperan, que piden, por lo cual hacen ofrendas o adquieren compromisos.
Me contaron mis padres que antes se sembraba quínoa en los cerros de Colbún. Antes teníamos un lazo mucho más cercano con los tiempos de la naturaleza. Intento retomarlo, no solo como un acto estético, sino concretamente.
Siembro y cosecho mi huerto en luna menguante, como me enseñó mi amiga Noelia. Como tomates, sandías y porotos en verano, como lo hacen mis padres.
Pido ahora, entre el solsticio y el carnaval andino, como me enseña mi amiga Rocío.
(Carola Cofré - Artista visual)